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miércoles, diciembre 14, 2005

Justicia Vacía

Cuando los que ganan juzgan a los que pierden se abre campo a preguntas difíciles y cuya respuesta está implicada con la esencia de las sociedades a las que pertenecemos.
Sadam Hussein finalmente ha sido alcanzado por sus actos, y este miércoles será sometido a juicio en Bagdad bajo las más estrictas medidas de seguridad. En el caso del ex mandatario de Irak existen particulares que difieren de otros juicios de lesa humanidad que han sido llevados a cabo bajo la ya discutida idea de justicia universal, el tribunal que verá el proceso fue constituido luego de la invasión a Irak por parte de los Estados Unidos de América y sus aliados en el 2003 bajo el nombre de Tribunal Especial de Irak.
Cuando se sigue proceso a crímenes tan horrendos la objetividad de los que juzgan es casi utópica; en el tribunal de Irak estarán sentados hombres que durante 20 años fueron perseguidos y torturados por un régimen del cual tienen ahora la oportunidad de vengarse... aunque la intención no sea la venganza sino la justicia. Allí empieza la discusión, todo el mundo occidental tiene crímenes que reclamarle a Sadam, lo que es más, el mundo occidental lo derrotó y puso en manos de sus enemigos; ¿qué pasará si se le sentencia a muerte? Observe usted que el mundo occidental no está ni siquiera cerca de estar de acuerdo acerca de cuál es el castigo más idóneo para el dictador, cuyo tiempo como enemigo de la justicia fue directamente proporcional a su tiempo como aliado.
Partamos del primer delito por el que se juzga a Hussein, la matanza de más de 140 hombres chiítas de la localidad de Dujail, a unos 60 kilómetros al norte de Bagdad, en julio de 1982. Las armas y balas que usaron los hombres de Sadam eran de fabricación norteamericana, compradas con petrodólares de esos que gustosamente pagaba la administración Reagan a su buen aliado en el Medio Oriente. De esos crímenes juzgados en la amplitud de la idea de justicia universal son cómplices las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de América, claro, dígale eso a los jueces custodiados y puestos allí por las Fuerzas Armadas del Tío Sam.
Todo está en entender que las acciones humanas tienen muchas causas y consecuencias que son difíciles de seguir, en la medida en que los actores son más importantes mayores serán los implicados en la acción.
No importa lo que digan los ideólogos de la gran potencia de occidente, el mundo no está dividido en malos y buenos. Sadam es imputable de muchos de los crímenes más horrendos que haya visto la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial, bajo su égida se multiplicó el atraso del mundo árabe con respecto a occidente, sometió a su pueblo a los mayores tormentos en nombre de una guerra que tenía perdida desde antes de empezar. La soberbia del mandatario iraquí lo llevó a la silla donde ahora está sentado, en las fotos tomadas en su encierro se nota la mirada perpleja de quien busca una razón y la infinita tristeza de la soledad del poder.
Nuestro afán justiciero nos debe llevar a preguntarnos ¿quién juzga a los “buenos” cuando hacen cosas malas?, Sadam Hussein cometió un alto porcentaje de sus crímenes cuando era aliado del mundo occidental, cuando era el bastión de batalla del Gobierno norteamericano en su lucha contra el Irán de Jomeini, sin embargo, en ese momento era “uno de los nuestros” un buen muchacho encargado de acabar con los malos.
La justicia es ciega porque juzga las acciones de los individuos sin importar si están o no de nuestro lado, Hussein no era un paladín antes de la Guerra del Golfo y un heraldo de la muerte después de ésta, siempre fue un criminal y si se le hubiera juzgado en el momento oportuno son muchas las cosas que se hubieran evitado y todavía estaríamos hablando de justicia.


4 / El Mundo / Sábado / Caracas , 22 de Octubre de 2005

1 comentario:

bostezo dijo...

¿Dónde estas que no te veo? Vero