Creo en el Derecho de autor

lunes, abril 03, 2006

El Negocio más lucrativo

Si usted es venezolano, mayor de 50 años, con trabajos estables al menos los últimos 25 años, entonces tiene altas probabilidades de que le hayan robado o hurtado al menos un automóvil. Si está usted afectado por esta macabra ley de las probabilidades, entonces debe entender el profundo y casi irreversible impacto económico que genera esta modalidad delictiva, acaso la más rentable y menos subsanada de todas las que viven los venezolanos día a día.
El robo y hurto de carros es el negocio más lucrativo de aquellas empresas que no sostienen RIF ni NIT que las controlen.
En ella interviene toda una red que se inicia desde aquellos que ojean un grupo de automóviles y determinan cuál es el más victimizable, y llega hasta los que comercian con el artículo ya robado, cómodamente desarmado y armado de nuevo para ser puesto de nuevo en la calle respetando el flujo comercial.
El robar autos es además un problema estrechamente relacionado con lo cultural.
Pareciera que de tan común, en ocasiones se identifica con distintos elementos de la cultura. Es así como podemos partir de los adolescentes que “roban repros”, más como diversión que como forma de ganar dinero, es decir se comete un delito por el puro choque de adrenalina.
Asimismo existen los que montan carros, talleres mecánicos, algunos de ellos poseedores de una reputación de responsabilidad y buen trato para con sus clientes, que se prestan al juego de “aguantar” carros recién robados (ocultarlo mientras las investigaciones están más activas), para luego desarmar piezasque después serán vendidas como repuestos.
Esto propicia que existan algunos carros más “robables” que otros, es así como cuando merma la existencia de repuestos para un tipo y marca de automóvil en específico, los ladrones salen a buscar precisamente carros de esa marca puesto que saben que les será más sencillo ponerlos en el mercado negro.
Otra parte de este engranaje son los mismos celadores que en ocasiones (no todos, no todo el tiempo) hacen la función de ojeadores, es decir captan cuál es el carro que pasa más tiempo sólo, cual es el dueño más descuidado, a qué hora llega y a qué hora se va, de manera de facilitarle el trabajo al ladrón.
Acerca del ladrón, es necesario detenerse un instante. No cualquiera es capaz de hurtar un automóvil: de hecho es una modalidad delictiva en la que entra en juego un altísimo grado de especialización y una actualización constante en lo referente a las medidas de protección que cada vez se hacen más tecnológicas. Es decir, una carrera armamentista que en vista de las altas tasas de hurto y robo de vehículos que persisten, parecieran estar perdiendo las compañías de seguridad.
El punto neurálgico de la cuestión es que, al igual que el narcotráfico, el robo y hurto de vehículos es una empresa mil millonaria que da la base suficiente para hacer una fuerte inversión en pagos a los cuerpos de seguridad, de manera tal que estos sirven como colaboradores, bien por acción o por omisión. El trabajo contra este tipo de delito es básicamente de inteligencia, de nada sirve seguir arrestando a los vendedores y a los ladrones si no se pone coto contra aquellos que desde dentro del mismo Estado garantizan el mantenimiento del negocio. Se trata de pelear contra una forma de corrupción que distorsiona la función policial y la convierte en un acto de complicidad. Mmmm, mejor dejo de escribir esto y me asomo, no vaya a ser que me hayan robado ya el carro.

4 / El Mundo / Sábado / Caracas , 01 de Abril de 2006

JOSÉ L. CUBILLÁN R.