Creo en el Derecho de autor

lunes, diciembre 05, 2005

¿Quién nos protege de quien nos protege?

Recientemente en Argentina se aprobó una ley mediante la cual los servidores de correo electrónico y salas de chat de ese país se ven obligados a conservar bases de datos con todas las comunicaciones producidas por este medio. Es decir, cualquier conversación, correo electrónico, etc. quedará a disposición de las autoridades mediante una simple orden judicial. Este ejemplo sirve para ilustrar un debate surgido con las responsabilidades del Estado en materia de prevención del delito. ¿Qué medios son válidos para prevenir el delito?, ¿vale todo? La Internet ha abierto una puerta para los más diversos delitos, fraude electrónico mediante las tarjetas de crédito, difusión de pornografía infantil y búsqueda de candidatos idóneos para turismo sexual, que incluye encuentros sexuales con menores de edad.
España, uno de los países pioneros en prevención de delito por medios informáticos, decomisa computadoras, arresta administradores de páginas web y llega hasta las últimas consecuencias en la prevención de pornografía infantil. Los pornógrafos del siglo XIX eran hombres que se encerraban en un estudio en el sótano de una oscura librería a leer “literatura galante” prohibida por la censura de la Iglesia, ahora tienen cámaras interactivas por las cuales un ejecutivo alemán de 50 años observa a una adolescente venezolana de trece años. Entonces, a la vista de los avances del siglo XXI, aplaudimos rabiosamente cuando se arresta a un pederasta que aprovechaba el anonimato electrónico. Por supuesto, dichos arrestos sólo son posibles mediante leyes como la argentina antes mencionada, que permite escudriñar la vida íntima de cada quien en búsqueda de sus pecados.
Ahora bien, no todo es tan sencillo, en su afán de protegernos las autoridades frecuentemente pasan el límite de lo debido.
La libertad de imaginarse a sí mismo como una niña de 15 años, e intercambiar correos con una persona que cree que es así es inalienable. ¿Qué pasará cuando las autoridades no logren distinguir lo que es real de lo que es fantasía?, si existe una relación entre dos adultos plenamente consentida; ¿qué harán las autoridades?, ¿preguntarán a esas personas si están de acuerdo en participar en esos juegos en cualquiera de las formas que tomen? Ya en Argentina hay fuertes voces de protesta que alegan que esta ley sería lo mismo que abrir la correspondencia de una persona.
Hay un factor psicológico insoslayable y es que, el anonimato propio de la Internet da pie a juegos de roles donde las personas fingen ser quienes no son y hacen cosas más allá de las que hacen en su vida diaria. En el transcurso de una conversación de café cualquiera, dos personas derrocan al gobierno, asesinan presidentes y diputados, eso en una plática cara a cara, imagínese ahora qué dirán si no hay de por medio la mirada censuradora del otro que suele regular el ritmo de una conversación.
La www es demasiada amplia, demasiado novedosa y aún demasiado poco explicada como para regularla de manera tan simple, las leyes contra delitos informáticos hacen bien en evitar delitos como la pornografía infantil, la estafa e incluso la conspiración contra un gobierno, pero cuando esas leyes son susceptibles de atacar al ciudadano común se vuelven problemáticas, porque no hay un organismo que nos defienda de quienes nos defienden. Si se usa la prevención de delito como excusa para violentar derechos inherentes a cualquier ser humano, el Estado comete un grave error, un Torquemada electrónico que vigile nuestra correspondencia y conversaciones no es una solución al delito, al contrario, es una invitación al más grave de los delitos, el abuso de poder. Menos mal que hablamos de Argentina, pero cuando veas las barbas de tu vecino arder... .

4 / El Mundo / Viernes / Caracas , 15 de Abril de 2005
JOSÉ L. CUBILLÁN R.

1 comentario:

bostezo dijo...

Hola chico, que chévere te quedan los artículos. Saludes desde por aquí, un abrazo, Vero