Creo en el Derecho de autor

lunes, mayo 01, 2006

Adios a "El Mundo"

No, no es el principio de una esquela suicida. Simplemente he decidido dejar de escribir para "El Mundo" por lo menos por un tiempo. Mi trabajo altamente absorbente me quita el tiempo que necesito para pensar un tema y poderlo escribir con la mediana calidad que me exijo. Asimismo, el hecho de tener un día fijo de publicación es más esclavizante de lo que puede parecer a simple vista.
Sin embargo, es una decisión que me produce la más profunda tristeza, escribir para un periódico es uno de mis sueños hechos realidad y quizás este haya sido uno de los periodos mas enriquecedores de mi existencia. Seguiré escribiendo por este medio y por algún otro que pueda pero sin la atadura formal que tanto dificulta esta labor.
Escribir que algo queda; nunca hasta ahora entendí tan bien esa frase. El tiempo que mantuve la columna me quejé muchas veces de no sentir respuesta, de creer que escribía para el vacío, y aunque ahora sigo creyendo que no es mucha la gente que me leyó durante este poco más de un año también he entendido que no se escribe para nadie, se escribe para una mismo, para la propia satisfacción. Así que seguiré en este ejercicio de autocomplacencia egoísta, sólo que por medios menos exigentes.
Siempre de ustedes
José L. Cubillán R.

lunes, abril 03, 2006

El Negocio más lucrativo

Si usted es venezolano, mayor de 50 años, con trabajos estables al menos los últimos 25 años, entonces tiene altas probabilidades de que le hayan robado o hurtado al menos un automóvil. Si está usted afectado por esta macabra ley de las probabilidades, entonces debe entender el profundo y casi irreversible impacto económico que genera esta modalidad delictiva, acaso la más rentable y menos subsanada de todas las que viven los venezolanos día a día.
El robo y hurto de carros es el negocio más lucrativo de aquellas empresas que no sostienen RIF ni NIT que las controlen.
En ella interviene toda una red que se inicia desde aquellos que ojean un grupo de automóviles y determinan cuál es el más victimizable, y llega hasta los que comercian con el artículo ya robado, cómodamente desarmado y armado de nuevo para ser puesto de nuevo en la calle respetando el flujo comercial.
El robar autos es además un problema estrechamente relacionado con lo cultural.
Pareciera que de tan común, en ocasiones se identifica con distintos elementos de la cultura. Es así como podemos partir de los adolescentes que “roban repros”, más como diversión que como forma de ganar dinero, es decir se comete un delito por el puro choque de adrenalina.
Asimismo existen los que montan carros, talleres mecánicos, algunos de ellos poseedores de una reputación de responsabilidad y buen trato para con sus clientes, que se prestan al juego de “aguantar” carros recién robados (ocultarlo mientras las investigaciones están más activas), para luego desarmar piezasque después serán vendidas como repuestos.
Esto propicia que existan algunos carros más “robables” que otros, es así como cuando merma la existencia de repuestos para un tipo y marca de automóvil en específico, los ladrones salen a buscar precisamente carros de esa marca puesto que saben que les será más sencillo ponerlos en el mercado negro.
Otra parte de este engranaje son los mismos celadores que en ocasiones (no todos, no todo el tiempo) hacen la función de ojeadores, es decir captan cuál es el carro que pasa más tiempo sólo, cual es el dueño más descuidado, a qué hora llega y a qué hora se va, de manera de facilitarle el trabajo al ladrón.
Acerca del ladrón, es necesario detenerse un instante. No cualquiera es capaz de hurtar un automóvil: de hecho es una modalidad delictiva en la que entra en juego un altísimo grado de especialización y una actualización constante en lo referente a las medidas de protección que cada vez se hacen más tecnológicas. Es decir, una carrera armamentista que en vista de las altas tasas de hurto y robo de vehículos que persisten, parecieran estar perdiendo las compañías de seguridad.
El punto neurálgico de la cuestión es que, al igual que el narcotráfico, el robo y hurto de vehículos es una empresa mil millonaria que da la base suficiente para hacer una fuerte inversión en pagos a los cuerpos de seguridad, de manera tal que estos sirven como colaboradores, bien por acción o por omisión. El trabajo contra este tipo de delito es básicamente de inteligencia, de nada sirve seguir arrestando a los vendedores y a los ladrones si no se pone coto contra aquellos que desde dentro del mismo Estado garantizan el mantenimiento del negocio. Se trata de pelear contra una forma de corrupción que distorsiona la función policial y la convierte en un acto de complicidad. Mmmm, mejor dejo de escribir esto y me asomo, no vaya a ser que me hayan robado ya el carro.

4 / El Mundo / Sábado / Caracas , 01 de Abril de 2006

JOSÉ L. CUBILLÁN R.

sábado, marzo 18, 2006

El ocaso de los supervillanos

Slobodan Milosevic es quizás el último de los “Supervillanos” por ahora. Los Supervillanos son aquellos que son señalados por el mundo occidental como responsables de todas las desgracias, como los avatares del mundo moderno se podría decir.
En un mundo tan necesitado de héroes no queda duda de que también estamos necesitados de malvados enemigos, que sean capaces de acabar el mundo con tan sólo apretar un botón rojo; ¿el resultado? los adultos leemos los periódicos igual que los niños leen historietas, esperamos que en cualquier momento lleguen los buenos a atrapar a los pillos. En fin, el mismo mundo que divide a las personas en malos y buenos, en blancos y negros, cual si los grises no formaran parte del mundo real.
La reflexión viene por culpa de la oscura muerte del ex dictador Yugoslavo, quien falleció en una cárcel de las Naciones Unidas en La Haya, de un infarto bastante previsible si tomamos en cuenta el historial de cardiopatía y alta tensión que tenía el mandatario. Con la muerte de Milosevic, el encarcelamiento de Sadam Huseim y la desaparición que sufre Osama Bin Ladem, el “mundo libre” (esa curiosa expresión con la cual los soberbios dirigentes norteamericanos denominan al occidente del planeta) se ha quedado virtualmente sin enemigos terribles a los cuales enfrentar. Imaginen ustedes que fuera de Superman si no existiera Lex Luthor.
Claro, siguen existiendo algunos enemigos menores a los cuales los héroes empiezan a tomar en cuenta, pero esos todavía están en la categoría de pequeños desobedientes o amenazas para la estabilidad del continente y aun no pueden ser catalogados como “enemigos de la libertad”.
Los supervillanos son muy útiles, gracias a ellos podemos excusar todas nuestras fallas pues estamos demasiado ocupados combatiendo el mal, cuando explota una bomba, cuando mueren inocentes, pues allí están los enemigos perfectos para pagar los platos rotos. Ahora bien, ¿queremos decir con esto que Milosevic, Husein o Bin Ladem, por nombrar algunos, son simples chivos expiatorios cuya única culpa es haber sido antipáticos a Occidente? De ninguna manera, Milosevic, que es quien hoy nos ocupa, fue un fanático ultranacionalista responsable de la operación de limpieza étnica más terrible que recuerde la humanidad desde la época del holocausto. Sus acciones y tácticas iban dirigidas a usar los Balcanes como polvorín que encendiera una Tercera Guerra Mundial, con la intervención de Rusia para defenderlos de los ataques de Occidente.
Afortunadamente su estrategia no arrojó los resultados que él esperaba.
De tal manera que, era lógico y aplaudible que Milosevic fuera sometido a un juicio en La Haya, bajo la vista de todo el planeta y fuera condenado con serenidad y justicia a un castigo ejemplar. Milosevic no era un visionario ni un heraldo del progreso como ahora proclaman quienes lo lloran, el dictador era un genocida:
así de simple.
El mundo debe acabar con los “supervillanos”, mas cuando digo esto no me refiero a tomar una cámara de gas y meter allí a todos los malos muchachos, contrastados o no. Me refiero a la necesidad de abandonar el concepto de que existen seres culpables de todos mientras que los demás sólo somos sus víctimas. Los errores se cometen por acción y por omisión y el surgimiento de hombres como Milosevic ocurrió bajo la mirada complaciente del mundo occidental, su subida al poder se financió con los negocios llevados a cabo con los “héroes”, al igual que Osama o Husein. Todos al final somos consecuencia de este mundo de malos y buenos, de dioses y demonios.

4 / El Mundo / Sábado / Caracas , 18 de Marzo de 2006
JOSÉ L. CUBILLÁN R.

viernes, marzo 03, 2006

Dos morales y una sola sexualidad

Uno se asusta ante la idea de que miles de niñas menores de 15 años enfrentan enfermedades de transmisión sexual, embarazo, y otras consecuencias de un inadecuado despertar sexual. Pero quizás el temor se hiciera mayor si supiéramos que las secuelas de una mala educación sexual se manifiestan mucho más allá de estas edades trayendo consecuencias en grupos etarios que uno supone debieran tener una formación que les permitiera enfrentar su vida sexual de manera sana y sin riesgos y peligros para su salud y su futuro.
Los jóvenes entre 19 y 28 años enfrentan la misma problemática que los que son casi niños. Embarazo, ya no precoz, pero en las condiciones socio-económicas no adecuadas (desempleo, formación educativa incompleta, adultos aún atados al hogar de los padres), y lo más grave de todo Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) que en muchos casos traen consecuencias permanentes para los afectados.
En una sociedad donde de sexo se habla en la televisión, en Internet, en las aulas de clase, ¿por qué sigue existiendo tanta irresponsabilidad y desinformación entre la juventud? Una explicación puede ir referida a la doble moral imperante en nuestro sistema social. Por un lado, en las escuelas la educación sigue teniendo ciertas connotaciones mágico-religiosas que tienden a dar a las cosas nombres distintos a los que tienen. Los docentes suelen dar el tema con cierta vergüenza al parecer afectados por su propia educación de hogar, y sin entender lo vital que es este tema para el futuro de sus estudiantes.
El mayor contraste ocurre cuando por un lado el sistema social y los valores morales dinámicos y eternamente cambiantes estimulan cada vez más al despertar sexual temprano, a tener múltiples parejas y a disfrutar libremente de la sexualidad, y, por el otro lado, tenemos un sistema educativo deficiente, el resultado:practicamos desenfrenadamente el sexo según los nuevos valores, pero manteniendo la educación de los viejos valores. Imposible que así no salgan mal las cosas.
Para cerrar el círculo nos encontramos con la característica más terrible de las enfermedades de transmisión sexual, el rechazo que existe por parte de quien la sufre a asumir su enfermedad (cualquiera que ésta sea) de manera natural, por el contrario quien se contagia con una ETS esconde su condición con vergüenza y la oculta incluso de aquellos con quienes mantiene relaciones sexuales, convirtiendo en pandemia lo que pudo curarse con responsabilidad y un sistema de salud correctamente diseñado.
La solución del problema no es sencilla, aunque puede ser alcanzada. No se puede seguir promulgando un sistema educativo que parece calcado de los libros de educación familiar de la España franquista; es necesario crear una educación sexual sin el vicio de la doble moral, que esté orientado a afrontar las realidades que las juventudes viven en nuestro sistema de valores y creencias actuales y reales. De la misma forma, debemos enfocar esfuerzos en una cultura de la prevención más diáfana, apegada a un sistema de salud que esté preparado para dotar a los hospitales y a las escuelas con sistemas de prevención correctos.
El mayor ejemplo de todo lo anterior es cuando a la Fundación “Daniela Chappard” se le retiró en el año 2005 el premio “Monseñor Pellín” puesto que dicha fundación apoyaba elementos como el condón, que iban en contra de lo que promovía la Iglesia.
Una fundación que ha luchado de manera denodada y que ha llevado adelante una de las campañas más exitosas e inteligentes por la educación sexual de los venezolanos, fue castigada por no apegarse a una moral que en todo caso se cree con mayor derecho a condenar aquello que no aprueba que a aportar soluciones a los problemas que le angustian.


4 / El Mundo / Sábado / Caracas , 28 de Enero de 2006

José L. Cubillán R.

miércoles, febrero 22, 2006

La tortura es la misma en todas partes

“Grave dolor físico o psicológico infligido a alguien, con métodos y utensilios diversos, con el fin de obtener de él una confesión, o como medio de castigo” ; así define el Drae la palabra tortura. Posiblemente al lado de este concepto salga alguna de las imágenes de Abub Garhib, cacareadas, repetidas hasta la saciedad, un drama que ha revivido cada vez que una nueva televisora o un periódico hallan evidencias de la ignominia de la guerra y de la crueldad extrema de los vencedores sobre los vencidos. Son imágenes de la tortura.La tortura es quizás la más deplorable de las perversiones de la justicia. Se trata de infligir dolor con el objetivo de doblegar la voluntad de un individuo, es decir, la tortura es un proceso mediante el cual se deshumaniza al otro.
La gente quizás más por un anhelo que por falta de objetividad, suele asociar las peores cosas de la conducta humana con algo lejano, que se lee en la última página del diario o en los noticieros.
Es así como pensamos en la tortura como un horror de la guerra lejana, o como una historia alocada de los más viejos que todavía recuerdan el cepo y los calabozos de las dictaduras venezolanas.
Es así como debiera ser al fin y al cabo, un pedazo de historia. Pero no, la tortura sigue siendo un procedimiento utilizado de manera continua y metódica por los más disímiles cuerpos de seguridad. Desde los ejércitos en las guerras, hasta ciertos internados y escuelas militares que aún creen en la vara como forma de administrar disciplina. La tortura sigue siendo una realidad de Venezuela.
Sin que nunca haya desaparecido, sin que haya sido ocultada con el mayor de los silencios, en Venezuela se han llevado y aún se llevan a cabo cientos de procedimientos que bien encajan con el concepto de tortura arriba expuesto.
Desde los peinillazos terribles que reciben los estudiantes en las manifestaciones (conozco historias de liceístas que son apresados en medio de una protesta y luego son introducidos al camión donde les pegan hasta que hayan aprendido la lección), pasando por las privaciones que reciben los presos en las celdas de castigo de todas las cárceles del país, donde son encerrados en pequeñísimos espacios y en condiciones inhumanas.
Sin embargo, el más terrible de los ejemplos de tortura en nuestra patria se da en las cárceles militares de nuestro país. Aquellas historias de “echarte encima el agua fría y un chin de electricidad” siguen ocurriendo en las celdas de los fuertes militares de todo el país. Cada falta, cada investigación y cada castigo llevado a cabo está envuelto en el más estricto secreto, lo que da pie a que cualquier atropello, cualquier trato inhumano quede vedado en las sombras.
El problema no tiene su origen en procedimientos ordenados por el gobierno o algo por el estilo. De hecho estas torturas militares se han llevado a cabo en nuestra nación desde muchísimo antes del actual gobierno. Por ejemplo, dos de los casos más terribles que conozco de tortura en una cárcel militar ocurrieron en los gobiernos de CAP II y Caldera II, fueron actos infames que acabaron con la muerte de varios soldados de Venezuela.
No, no es cuestión de orientaciones ideológicas gubernamentales. La tortura sigue existiendo aquí, al igual que existe en Guantánamo, al igual que existe en las cárceles secretas de la China roja o en el Tíbet. Que tantos países de tan distintas orientaciones y creencias sólo quiere decir una cosa: que la tortura no es un problema de Estados sino de conducta humana y es eso lo que hay que modificar.


4 / El Mundo / Sábado / Caracas , 18 de Febrero de 2006
José L. Cubillán R.

lunes, enero 16, 2006

El Círculo de la Intolerancia

Hace un par de días caminaba por el centro de Valencia en labores relacionadas con mi trabajo, cuando pasé por la esquina de un centro comercial en la cual se suelen reunir una gran cantidad de travestis.
Casi inconscientemente, por cuestiones de formación familiar y cultural, me reí de sus ropas estrafalarias y sus gestos exagerados. Un rato después comenté en un círculo de allegados sobre la ya mencionada esquina y me sorprendí al escuchar comentarios altisonantes en contra de los travestis, homosexuales y transexuales.“Son seres en contra de la naturaleza”, “merecen el mismo trato que los ladrones”, y “esa vida si quieren llevarla deben llevarla escondidos”.
Me parecía increíble estar escuchando esas palabras de parte de quienes me rodean día a día, y aunque en un principio los condené por su intolerancia, me di cuenta de que fue mi propio comentario medio burlón el que despertó la conversación, yo había entrado en el círculo de la intolerancia.
El círculo de la intolerancia es un hecho social de muy amplio radio de acción que de manera imperceptible nos rodea a todos, condenándonos a asumir posiciones extremas frente a asuntos que cada día más forman parte de la cotidianidad. La homosexualidad, un tema que va de lo bufonesco a lo criminal, es la última frontera de los derechos civiles. En Latinoamérica el homosexual ha sido visto siempre como una persona extravagante, incluso medio divertida. Basta recordar los personajes clichés de las novelas latinoamericanas donde un homosexual era la nota cómica en medio de un drama de proporciones casi épicas.
Sin embargo, en ocasiones el círculo de la intolerancia deja de rodear la burla para entrar en el terreno de la violencia. Ningún grupo es más víctima del maltrato policial que los travestís que venden favores sexuales en las calles de Venezuela, los agravios incluyen violaciones y palizas, además de la cotidiana ración de insultos. No obstante, como decía Gandhi; “Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”, entre nosotros aceptamos este maltrato como si fuera normal, incluso a veces hasta nos reímos de esto, cual si nos estuviéramos riendo de los tortazos que le estampa El Chavo al Señor Barriga.
El círculo de la intolerancia no sólo se mueve en las calles, entre los cuerpos de seguridad, el círculo empieza y termina en los hogares, a veces de forma tenue pero en algunos momentos de forma terrible y manifiesta. En algunas provincias de Venezuela, cuando un muchacho empieza a manifestar conductas “extrañas”, lo suelen llevar a los burdeles para que se “enderece”. Si aún así el muchacho no agarra “el buen camino”, entonces recibe su ración de golpizas que realmente sólo logrará una cosa, hacer de él un ser disfuncional que vive una vida deseando otra, de tal manera que no sólo él será infeliz, sino que afectará a su familia el día de mañana.
Educar para la tolerancia es la única salida que queda para cortar este círculo. No existe un mayor problema que los conceptos de normalidad y anormalidad. Dichos conceptos han creado una sociedad que cataloga a las personas en los correctos y los incorrectos. Siendo los correctos seres etéreos y desconocidos es preferible vivir la vida según lo dictaminan los incorrectos, al fin y al cabo éstos se parecen más a todos nosotros, seres humanos falibles que sólo estamos seguros de no estar seguros de lo que somos.

JOSÉ L. CUBILLÁN R.
4 / El Mundo / Sábado / Caracas , 14 de Enero de 2006

viernes, enero 13, 2006

Adios a las cosas lúgubres

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Antes que nada Feliz Año!!!!!!!!!

Estamos claro que este es un blog para poner las cosas que me preocupan, para que aquellos que casi no veo puedan leer algunas de las cosas que estoy escribiendo a manera de reflexión. Sin embargo, hay veces que tanta aspiración de trascendencia es una soberana pendejada y hace falta decir ¡Feliz Año!, tomarse una cerveza, un Güisquicito, un roncito (Ron Antiguo de Solera de Santa Teresa, de pana pruébenlo, el mejor ron del mundo) y olvidarse de este mundo, de este país, de estas cosas que tenemos dentro.
Reflexionen sobre las cosas importantes pero no dejen de hacer a diario aquellas que les alegran, no importa cuan poco trascendentes nos parezcan a veces. La vida es los besos que damos, las carcajadas que nos hacen saltar las lagrimas, el olor de quien nos gusta, la comida de mi mamá o las hallacas de mi abuela que ya sólo me queda recordar. La vida es la musica que nos alegra el alma, la salsita que bailamos pegados y todas esas cosas que no se transmiten en blogs si no que tan solo se viven y listo.
Hagan que la vida siga siendo vida, ya quedará tiempo para lamentarse de todo lo que nos acerca a la muerte.
Feliz Año y que sean muy felices. Su Amigo José L. Cubillán R.