La lógica de lo ilógico
Un portal para expresar ideas y tratar de entender el mundo, aunque en ocasiones nuestras explicaciones sean sólo parte de la eterna soberbia de todos los humanos que nos hace creer que podemos entendernos nosotros mismos.
Creo en el Derecho de autor
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martes, septiembre 01, 2015
La estafa continuada de los servicios públicos
sábado, agosto 29, 2015
Cuando algo te parece que está mal (Soy)
domingo, enero 15, 2012
Pepe Mujica, un regalo para los que leen el blog
jueves, noviembre 10, 2011
Anonymus Vs Zetas; una pelea lejana a la realidad
domingo, septiembre 11, 2011
Mi 11 de septiembre de 2001
Y sino, que le pregunten al hombre de esta terrible fotografía The Falling Man
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- Moisés Naim, aunque suelo no estar siempre de acuerdo con él
- Antonio Caño, un canto a USA, siguen siendo la nación más poderosa del planeta, pero cada vez menos, el 11-S hizo mucho daño
- Las malas decisiones de USA por Joseph E. Stiglitz
- Los que leen con interés a Thierry Meyssan o Walter Graziano, que visiten esta base de datos
Ahora, ya que siempre hay que dejar una moraleja, la mía es esta; hoy 10 años después sigo sin tener muy claro que pasó el 11 de septiembre de 2001, las teorías de la conspiración me seducen los domingos en la noche y a veces me siento cómodo con el status quo en mitad de semana. El hecho innegable es que ese día murieron más de 3000 personas, que las muertes conexas producto de las guerras de venganza (no lo adornen por favor) llevadas por USA superan los 250.000 (mire este enlace de la BBC y multiplique las cifras por 3), al final nos han vendido que ya el responsable fue castigado, mediante la ejecución de un anciano barbudo en los confines del mundo. Yo no estoy conforme, los atacantes intentaban hacer un mundo peor y lo lograron, bien sea por la eficacia de sus planes o por la ineficacia de quienes habrían de castigarles.
viernes, septiembre 02, 2011
Cosas que no deberían pasar (pero que pasan)
sábado, agosto 13, 2011
La felicidad, un bien algo molesto de poseer
La suprema búsqueda de la felicidad, es la quimera de los libros de autoayuda. Se presupone, yo así lo creo, que el objeto de esta vida es tener la mayor cantidad de momentos felices posibles. Sin embargo ser feliz a veces es incómodo, molesto y si somos los suficientemente humanos, doloroso.
Ojo, no se trata de que seamos emos, depresivos, autodestructivos, masoquistas o cualquiera de estos respetados especímenes, se trata de que la felicidad está peor repartida que las riquezas, y a diferencia del dinero, a veces da pena ser feliz delante del desdichado.
¿A que viene esta reflexión?; soy padre de un niño gran prematuro, mi esposa, mi hijo mayor y yo hemos vivido momentos realmente duros, aun así, mi pequeño príncipe ha salido adelante y cada vez está mejor y más cercano a la normalidad. No obstante, durante el proceso hemos conocido a otros padres con casos parecidos al nuestro, bebes prematuros, con enfermedades poco comunes, y en situaciones cuando menos terribles.
En momentos como esos, sientes culpa de ser feliz. Sientes que no es justo que a ti algo te salga bien, cuando para los demás no es así. En cristiano, es como cuando estas comiendo en algún saludable sitio callejero y un niño en situación de calle se te acerca y te pide “pa’ un jugo”. Si los criaron bajo el mismo concepto judeo cristiano de culpa que a mí, le aseguro que la empanada de carne sabrá un poquito a mierda.
Lo dijo Silvio Rodríguez infinitamente mejor que yo; la felicidad comporta muertos ajenos. Sin querer ahondar en política, el concepto capitalista de la mercancía limitada que hace parte del mercado precisamente por lo diferenciadamente repartida.
Hablando de Silvio, mejor dejarles la canción que habla un poquito sobre el ser feliz aún a pesar del dolor de los otros, no doy para más: